La libertad no es un privilegio que nos concede el sistema político y por ello este sistema no tiene autoridad para alterarla, limitarla o confiscarla. La libertad es un derecho sagrado e inalienable con el que nace todo ser humano desde el inicio de los tiempos y del que se derivan todos los demás. Por eso la libertad es el primer derecho que usurpan con la fuerza de las armas los regímenes totalitarios disfrazados de democracia para perpetuarse en el poder a través del miedo, la mentira y el adoctrinamiento. – La declaración global del Estado de Alarma en marzo de 2020 es un buen ejemplo de ello. ´- En consecuencia, la libertad no es un derecho que se da por descontado. Hay que luchar por él cada día, y hay que ejercerlo con valentía frente a los sempiternos poderes opresores de cada época.
La lucha por la libertad es la gesta más repetida y dignificante de la historia de la humanidad. Millones de personas dieron su vida para poder legar ese derecho, el mayor de los tesoros, a sus descendientes. Un derecho que cobardemente nos estamos dejando arrebatar con la falsa promesa de “seguridad” por nuestros indignos políticos ante la mayor operación psicológica de control mental y de ingeniería social jamás llevada a cabo contra la libertad del ser humano denominada COVID 19, orientada a la ejecución de “agendas” de control y “gobernanza” mundial.
La pregunta es: ¿lucharemos para recuperar ese nuestro derecho sagrado o nos validaremos como el colectivo social más degenerado de todos los tiempos, dispuesto a cerrar la obra maestra de la historia de la libertad humana con la capitulación y la traición? Porque una cosa es cierta, como decía Benjamin Franklin “Cualquier sociedad que renuncie a un poco de libertad para ganar un poco de seguridad, no merece ninguna de las dos cosas.”
La lucha por la libertad no es una opción. Por eso, en la cadena de los tiempos, siempre hubo y habrá libertarios prestos a tomar el relevo de quienes les precedieron en ella. Y hoy como ayer sabremos presentar batalla para recuperarla, blindarla y legársela a los que nos sucedan.
Así pues, con el fin de que en España nunca nadie vuelva a usurpar nuestros derechos y libertades a quienes aquí habitamos, la plataforma cívica NO Consiento se da por misión invertir las tornas e imponerle al gobierno de turno “una nueva normalidad”. La sociedad ya no esperará a las elecciones para mostrar su descontento con un voto de partido manipulable y manipulado, sino que se opondrá frontalmente en tiempo real a toda política o “agenda” que viole sus derechos y libertades, ejerciendo la más inequívoca denuncia pública y legal.
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