La COVID, ya se sabía, fue una plandemia. La última de la larga lista de plandemias que la Organización Mundial de la Salud tiene planificadas para la humanidad. No solo ha sido la viróloga americana Judit Mikovits en su libro “Plaga de corrupción científica” quien nos alertara que desde 1984 todas las epidemias ha sido fabricadas…El exdirector del CDC, Robert Redfield, lo dejó claro en su reciente comparecencia ante el Congreso de los Estados Unidos. Añadiendo que pretender una narrativa única, como la que se le ha impuesto al mundo desde el 2020 con el Covid para cubrir las mentiras de los perpetradores, es antiético y anticientífico.
Y no habrá PLANDEMIAS sin vacunas. Según el plan de inmunización de la OMS hay preparadas 500 vacunas entre 2020-2030. Es lo que Bill Gates denominó la década de las vacunas. Esto supone un promedio de 50 Plandemias anuales, con sus correspondientes cepas y pinchazos. Lo que equivaldría a 4 banderillas mensuales, dos por cada brazo. Lo cierto es que por delirante que nos parezca la situación no debemos ni por un segundo subestimar la capacidad de estos psicópatas para cumplir sus planes. Recordemos todo lo ocurrido desde marzo del 2020 cuando Pedro Sánchez nos espetó, con cara de circunstancias, que estábamos en guerra. Una guerra que no se acabaría hasta que – en palabras del infecto Klaus Schwab, del Foro Económico Mundial -, ¡la última persona del Planeta Tierra estuviera totalmente “vacunada”!
¿Que es imposible tanta vacuna? No, no es imposible. Si los ciudadanos no logramos parar los planes de la OMS para sacar adelante la reforma del Reglamento Sanitario Internacional (RSI), nuestros gobiernos, simples vasallos de la industria farmacéutica, seguirán obedeciendo órdenes en detrimento nuestro. La OMS podrá decidir vacunarnos para prevenir el cáncer, la obesidad, la delgadez, la diabetes, la tensión alta o baja, la calvicie, la adicción al tabaco, a comer carne, la “reticencia a las vacunas”, las actitudes disidentes, nos vacunará para protegernos del cambio climático, de las enfermedades mentales, de las garrapatas, del polen, etc.. Los psicópatas que nos gobiernan no han demostrado tener más imaginación que el resto de nosotros para lograr sus fines genocidas, no. Han controlado nuestra mente por medio de la tecnología en connivencia con las grandes tecnológicas que controlan la narrativa a través los servicios de inteligencia, CIA, FBI, FDA, CDC, que a su vez controlan los medios de comunicación, los fact checkers, las universidades, las redes sociales… etc..
Si el próximo 24 de mayo la reforma del RSI sale adelante, la OMS podrá declarar plandemias por todo lo que se le ocurra. Las órdenes para “paliar” las enfermedades serán vinculantes para todos los Estados miembro de la OMS, aunque se trate de la locura más impensable. Y para hacer cumplir las órdenes de “vacunación” obligatoria se recurrirá a la fuerza militar, que nunca será la del país que presente oposición a las órdenes, para evitar sentimentalismos inconvenientes. Las vacunas serán, por supuesto, las novedosas ARNm y ADN, poco importa si alteran el ADN o si matan. La dictadura sanitaria será la norma.
No solo vacunarán obligatoriamente a las personas; bajo el descabellado concepto de UNA SALUD, vacunarán a los animales domésticos y salvajes, vacunarán a los pescados, vacunarán las frutas, las verduras, y los árboles de todo tipo. En realidad esto ya se ha estado sucediendo de forma oculta desde 2014. Han convertido la naturaleza en un arma asesina de la que las corporaciones del Foro de Davos, por nuestro bien, y por razones de “biosegridad”, tienen que librarnos, nos guste o no.
Lo mismo ocurre con el clima. Bajo el concepto de UNA ATMÓSFERA, y de crear un clima a la carta, se “vacuna” la bioesfera a todos los niveles con inyecciones estratosféricas de aerosoles, y demás fórmulas secretas de biología sintética. Esta contaminación deliberada de nuestra biosfera, que permiten los Estados, intoxica toda la cadena de vida en la tierra y mata a 7 millones de personas cada año además de generar millones de enfermos crónicos con enfermedades autoinmunes, Alzheimer, Parkinson, autismo, ictus, enfermedades pulmonares, cáncer, etc.. Si les importara un mínimo nuestra salud, estos programas no tendrían lugar.
La guerra anunciada continúa. Sí. Nos hicieron creer que era una guerra contra un virus, que nunca fue aislado según los postulados de Koch, pero no. Era una guerra era del Estado contra sus nacionales. Nos hicieron creer que el COVID fue de origen natural, echando la culpa a un pobre murciélago, pero el virus fue diseñado en laboratorio por militares para sus guerras biológicas. Y a partir de la primera mentira siguieron todas las demás, una tras otra. Los encierros, la distancia social, la mascarilla, la vacuna, los efectos adversos, las muertes silenciadas, etc., muy alejado todo de la debida praxis científica que busca LA VERDAD. Y nosotros tragamos con todo. Ahora que las muertes ya no se pueden ocultar, que se cuentan por millones, ahora que los efectos perversos de las vacunas en la población han sido y están siendo devastadores con un índice de mortalidad y morbilidad inexplicable, en todas las edades, le echan la culpa al ¡cambio climático!, en cuya farsa están igualmente implicados los mismos actores: Naciones Unidas y todas sus agencias y AGENDAS, el Foro Económico Mundial, la OMS, y el complejo industrial farmacéutico y militar de la operación covid.
Sin embargo, y a pesar de que a fecha de hoy ya se sabe que el COVID fue un diseño del Departamento de Defensa de los Estados Unidos en connivencia con las farmacéuticas, creado en universidades americanas y perfeccionado en Canadá, Ucrania y China, bajo programas de “ganancia de función”, – que en cristiano quiere decir la manipulación de patógenos a fin de que sean más letales para el ser humano, lo que equivale a la producción y liberación de armas biológicas -, a pesar de que PFIZER en la persona de Janine Small admitió en el Parlamento Europeo en octubre del 2022 que las vacunas no inmunizaban, no impedían la infección ni la transmisión, porque no era ese el objetivo… A pesar de que la Presidenta de la Comisión Europea no puede explicar por qué compró miles de millones de dosis para 500 millones de ciudadanos europeos, reprochando que 150 millones de ellos no se hubieran vacunado, a pesar del conflicto de interés de su marido en un puesto de dirección en la industria farmacéutica… A pesar de que toda su narrativa SE HA DEMOSTRADO FALSA y al margen de la ciencia, se sigue adelante con la propaganda vacunal, como si nada, incluyendo el arma biológica ¡en el calendario de vacunación infantil…!