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AGENDA 2030 – EL MARKETING Y LOS HECHOS – Objetivo 2

 

 

OBJETIVO 2 – HAMBRE CERO

DESMONTANDO EL ENGAÑO

 

“Acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible”

El objetivo 2 es copia del objetivo 1. Y tiene el mismo fin: “controlar los alimentos para controlar la población”.

El negocio de la esclavitud va de la mano del negocio del hambre. En la práctica el hambre en el mundo no desaparecerá en tanto en cuanto Naciones Unidas y sus socios del Foro de Davos se beneficien de ella. El hambre es un negocio redondo para estas entidades. De hecho, la industria agroalimentaria es uno de los puntos fuertes de las corporaciones de Davos con el apoyo incondicional de las Naciones Unidas a nivel legislativo global. Si los alimentos, agua incluida, dejaran de tratarse como una mercancía con la que especular en los mercados de valores, el hambre desaparecería del mundo al instante. Esto no se hace porque prima la codicia. Por lo tanto, el hambre es otro mecanismo más de “emergencia” por parte de las élites, para justificar la transferencia de fondos del Estado a los ricos.

Por otro lado, el nefasto modelo de agricultura industrial promovido por las Naciones Unidas y las Corporaciones del Foro de Davos hace que se destruya el 60% de la producción para mantener los precios altos mientras que cada año mueren de hambre 100 millones de seres humanos en el mundo; con el agravante de que para producir ese 60% que se destruye se ha empleado un 25% del agua dulce del planeta.

La seguridad alimentaria, la nutrición y la agricultura sostenible, son otro engaño. No tiene nada que ver con una alimentación con garantías sino que es una fórmula más de control para desposeer a los pobres de la tierra, de sus semillas y por lo tanto de su supervivencia. En esta perspectiva Bill Gates compra millones de hectáreas en el mundo para dejarlas baldías. Y su proyecto AGRA ha aumentado el hambre en África en 31%.

ESTÁ OCURRIENDO AQUÍ Y AHORA

En la actualidad las Naciones Unidas y las corporaciones del Foro de Davos están orquestando una hambruna global, alterando la cadena de producción y abastecimiento, generando inflación, controlando la energía, promoviendo con sus políticas la destrucción deliberada de los pequeños negocios, y el cierre de las economías y las ciudades.

En los Estados Unidos las leches infantiles no se pueden conseguir. A los agricultores se les bloquean los fertilizantes y el agua. Se les prohíbe cultivar la tierra obligándoles por decreto a dejarlas en barbecho, y en Holanda a los ganaderos les quieren matar las reses porque contaminan el planeta. Paralelamente se incendian negocios alimentarios, carnes, silos de granos, piscifactorías, granjas de aves, etc. para una demolición controlada de la ingesta proteica.
Ya lo dijo el eugenista y globalista Henry Kissinger en los años 70, “Controla la energía y controlarás los continentes; controla el dinero y controlarás los gobiernos; controla los alimentos y controlarás a la población”. Así, en nombre de la “bioseguridad” todos los productos destinados al consumo humano serán editados genéticamente; se prohibirá la agricultura y la ganadería para pasar a otro modo alimentario de carne artificial fabricada en laboratorio, insectos y cosas por el estilo, más acorde con el estatus de “ganado”.

El Codex Alimentarius con el aplauso de la FAO, la OMS y Hollywood, ha presentado una lista de más de 90.000 especies de insectos y arañas que se incluirán como una nueva categoría de alimentos para el consumo humano. Por si eso fuera poco el Codex también introdujo recientemente ratas, perros, zarigüeyas, delfines, ballenas y otras especies como otro alimento “cárnico”. Se espera que el mercado de los insectos comestibles crezca de 1.000 millones de dólares en 2019 a 8.000 millones en 2030. El 92% de los insectos comestibles actuales se recolectan en la naturaleza, plagada de pesticidas, mientras que los insectos criados en granjas podrían ser propensos a la edición genética.

https://www.fao.org/fao-who-codexalimentarius/committees/en/

El ser humano terminará comiendo pienso patentado y fabricado por sus verdugos. Y productos crecidos en lugares cerrados llamados huertos verticales que ya tienen preparados. En realidad pretenden integrar toda la industria alimentaria en la tecnología blockchain, y controlar a través de la identidad digital y la cuenta bancaria lo que se le permite comprar y comer a cada uno. Si no paramos esto ahora y protegemos a nuestros agricultores y ganaderos será demasiado tarde para todos nosotros. Ellos a su vez deberán elegir entre recuperar la producción tradicional compatible con la salud o resignarse a abandonar su profesión.
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