Instrumental en la Agenda Globalista 2030
7. Todo apunta a que el coronavirus SARS-cov2 ha sido instrumental para camuflar lo que ya se sabía, la caída libre del sistema capitalista que requiere un rescate urgente con fondos públicos. Ya hemos pasado por ahí. Si, esta es una guerra económica y las consecuencias de esta guerra son las de sumir a todos los países del mundo en una gran deuda que los hará rehenes perpetuos del sistema financiero internacional. Es decir, serán meros sujetos tributarios sin soberanía alguna. Justamente el objetivo que llevan persiguiendo los globalistas de siempre: destruir las soberanías nacionales para imponer un gobierno mundial y ejercer el control total de los recursos, humanos incluidos. Los Estados pasarían a ser meras sucursales de la corporación madre y los políticos, jueces, universidades y medios de comunicación, meros comerciales. Visto lo visto, quizás hace tiempo que esto ya sea un hecho y no hayamos querido verlo. Se trataría ahora de oficializar el estatus. Esta parece sin duda la gran crisis que anunció en su día David Rockefeller: “Estamos al borde de una transformación global. Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”.
8. Ese camino de centralización del poder para un gobierno mundial se ha construido paso a paso desde hace 150 años por la sociedad Fabiana hasta concretarse hoy en la Agenda 2030 de Naciones Unidas. El nuevo mundo será, por diseño, inhumano; controlado por la inteligencia artificial que sustituirá la capacidad de crear del ser humano. Esto no es una teoría conspiratoria. Es la Agenda 2030, o el plan corporativo del Foro Económico Mundial, concretado en “La cuarta Revolución Industrial”, que comprendería entre otras cosas el impulso de la digitalización con la 5G, 6G y 7G para la conquista del espacio, la geoingeniería para manipular el clima, la biotecnología para “terraformar” el planeta, la inteligencia artificial para manipular al hombre de manera que pueda vivir en un ambiente acorde, potenciando el transhumanismo… con la dirección puesta en la “vida eterna” del humanoide electrónico. ¡Ja!
por Terra SOS-tenible
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La tasa de mortalidad por infección de COVID-19 está entre el 0,07 y el 0,20%, en línea con la gripe estacional.
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El riesgo de morir por COVID-19 es mucho más alto que el promedio de IFR para las personas mayores y aquellos con varias patologías, mucho más bajo que el promedio de IFR para las personas más jóvenes y saludables, y casi de cero para los niños.
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Las personas infectadas con COVID-19 que son asintomáticas (que es la mayoría de las personas) NO propagan el COVID-19.
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La ciencia emergente no muestra ninguna propagación de COVID-19 en la comunidad (compras, restaurantes, barberos, etc.).
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La ciencia publicada muestra que el COVID-19 NO se dispersa en el exterior.
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La ciencia muestra que las mascarillas son ineficaces para detener la propagación de COVID-19, y la OMS recomienda que sólo las usen las personas sanas si tratan o viven con alguien infectado de COVID.
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La ciencia muestra que las mascarillas son ineficaces para detener la propagación de COVID-19, y la OMS recomienda que sólo las usen las personas sanas si tratan o viven con alguien infectado de COVID.
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La idea de encerrar a toda una sociedad nunca se llevó a cabo y no existe base científica que la apoye, sólo un modelo teórico.
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Los modelos epidémicos del COVID-19 han sido desastrosamente erróneos, y tanto los modeladores como la práctica de la modelación tienen una historia terrible.
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Los datos muestran que los confinamientos NO han tenido impacto alguno en el curso de la enfermedad.
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Florida cerró tarde, abrió temprano y va bien, a pesar de las predicciones de la desastre.
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La tasa de mortalidad de Nueva York, superior a la media, parece deberse a una política errónea junto con intubaciones agresivas.
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Los funcionarios de salud pública y los epidemiólogos NO consideran las demás consecuencias sociales negativas de los confinamientos.
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Hay un modelo predictivo para el arco viral de COVID-19, se llama la Ley de Farr, y fue descubierto hace más de 100 años.
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Los confinamientos causarán más muerte y destrucción que el COVID-19.
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Todos estos desconfinamientos por fases son un completo disparate sin ninguna ciencia que lo respalde, pero todos serán declarados un éxito.